Un regalo especial, para el Comandante en su día, de una amiga de ambos...
Carta de una guajira agradecida:
Soy
una niña que aun piensa que un mundo mejor es posible, y que está en
las manos de grandes hombres. Tal vez soy ingenua, tal vez los milagros
no existen, pero quiero seguir viviendo con la inocencia de que si se
pueden lograr los sueños. Hoy, como muchos otros días la nostalgia me
invade, estoy lejos de la familia, ellos en medio de un ciclón, yo en
medio de otro ciclón de problemas, compromisos y metas sin definir; sin
embargo, me decido a dedicar un tiempecito a hacer algo que hace años
tengo pendiente, creo que es el mejor momento para hacerlo, no porque le
haya escrito al lector de Cubadebate sino porque es algo que he tenido
pendiente desde hace mucho tiempo y que nunca me he atrevido a hacer y
necesito demostrarme que yo sí puedo hacer cosas.
Desde pequeña
he soñado con conocer personalmente una persona, una persona que siempre
he admirado, y cuando digo “soñado” lo digo literalmente, pero además
¡cuántos absurdos se sueñan! ¿Quién es capaz de imaginar, que por mucha
confianza que se pueda tener con alguien que va de visita a su casa se
pueda llegar a brindar un plato sopa de arroz? Es cierto que era de
pollo, pero a las visitas se les recibe con buenas comidas, sobre todo
si se vive en el campo, no con un plato de sopa simplemente, pero así
era mi sueño, un sueño al lado de una persona que de tanto cariño ya no
era un extraño en mi casa, sino uno más, porque eso es este hombre en mi
vida, ¡uno más de mi familia!
Y es que he llegado más allá de lo
que pensé que podría llegar, desde pequeña este hombre ha sido “mi
papá”, no pipo como le digo a mi padre, ni papi como le decía a mi
abuelito, simplemente ha sido el padre que me ha llevado por el buen
camino, que ha permitido que hoy, aunque siga siendo “una guajira de
monte adentro“ sea ingeniera, que haya visitado la habana, aquello que
iba a ser el regalo de 6to grado, igual que el de mi madre, pero que
nunca llegó y que tuve la oportunidad de lograr gracias a mi carrera
universitaria. Hoy puedo decir que si soy ingeniera es gracias a él,
puedo decir que a la Revolución y también sería cierto, pero para mí es
lo mismo, la revolución la hace el pueblo, pero necesita un guía. Hoy ya
somos 3 los Ingenieros en Ciencias Informáticas de Tacámara, hay otro
en formación y se que lo logrará pues también lleva en su sangre la
voluntad y el sacrificio de todo un pueblo humilde y campesino.
Continuando
con mi sueño, recuerdo cómo mi primera aproximación fue en aquella
mañana de tribuna abierta en Holguín, que todos recuerdan por el
aguacero que cayó en medio de su discurso, yo estaba en el cordón de
estudiantes, justo en la segunda fila, un poco a la derecha del podio,
lo recuerdo como si fuera ahora, el agua corría y ninguno de nosotros
pensaba en correr, aun cuando éramos adolescentes la emoción nos
envolvía al ver a todo un pueblo empapado luchando con y por sus ideas.
Aun conservo la credencial de ese día, la tinta se corrió por el agua,
pero ahí está, guardada con celo pues fue la primera vez que lo vi. La
banderita de ese día está en mejor estado, no así los gladiolos que tuve
que desaparecer, a pesar de que me costaron un regreso sola por las
largas calles holguineras hasta la escuela, sí, fui indisciplinada, no
me quise ir con el resto de mis compañeros, tenía que llevarme de
aquella tribuna un recuerdo de lo que más me gustan, las flores, de un
día que para mi iba a ser inolvidable. Lástima que no duraron mucho,
pero por unos cuantos años fueron motivos de orgullo cada vez que me las
encontraba en mi escaparate.
La
segunda vez que sentí su cercanía fue unos años después, ya a unos
cuantos kilómetros de distancia de la ciudad de Holguín. Cuando terminé
el pre en la Vocacional tuve la oportunidad de entrar a la UCI, así se
cumplían muchos de mis sueños, otros se verían en el horizonte, pero esa
era justamente la entrada para el camino del triunfo. Afortunadamente
estudié en la UCI, la UCI me hizo mujer, me dio valores y sentimientos
buenos, me quitó los malos, me dio amistades, hermanos, familia,
sabiduría.
En el primer año me ubicaron en un apartamento con 9
muchachas más, de muchas provincias del país, tuvimos el privilegio de
que nuestro apartamento fuera tomado como referencia de protocolo, allí
recibiríamos visitas y mostraríamos cómo vivía aquella primera tropa del
futuro. Hasta allí, hasta donde yo permanecía 10 de los 12 meses del
año fue él, no tuvimos el privilegio de verlo como con las demás visitas
pero sentimos su presencia a nuestro regreso. Nos habíamos pasado más
de una semana de limpieza, quitando con esmero cada mancha de cemento
que aun tenía el piso pues había sido acabado de construir. Nosotras
participábamos en el acto de recibimiento del presidente de Vietnam
mientras nuestras habitaciones eran visitadas por el creador de la
Universidad naciente. La disciplina en ese acto tuvo que ser mayor y no
tuve la oportunidad de acercarme todo lo que hubiese querido pero mis
ojos tuvieron el privilegio de alcanzarlo y mi corazón de sentirlo, así
me quedé, conforme y en espera de una segunda oportunidad.
Muchas
otras oportunidades se darían en el camino, sin embargo nunca estuve en
el momento ni el lugar adecuado para alcanzar a verlo. En una de las
marchas, si mal no recuerdo en mayo del 2005, luego de un discurso
conmovedor, caminamos por todo el malecón. Fidel al frente, todo el
pueblo detrás, tuve que apurarme mucho para alcanzarlo, estuve a escasos
metros, calculo que menos de 3, no pude tocarlo, mis metas siempre han
sido cosa difícil, alcanzar esta no tenía por qué ser fácil. No pude ir
al aula magna, no estaba aquí en esa etapa de la misión milagro en la
que nos visitó, no tuve el privilegio de que asistiera a nuestra
graduación.
A veces pienso que debería estar feliz de haber
tenido tantas oportunidades de estar cerca de usted, Comandante, y lo
estoy, pero soy egoísta, o es que tal vez muy en el fondo no soy
conformista. Mi sueño siempre ha sido estar cerca de usted, y lo he
estado, estoy feliz de que aun hoy mi sueño pueda ser posible pero no me
conformo. No le pido que responda mi mensaje pues se cuán ocupados
tiene sus días, me conformo con saber que lo recibió y lo leyó,
justamente para sentirme un poquito más cerca de usted.
Gracias
Comandante por llenar de vida y alegría a todo un pueblo. Por tener
ideas tan geniales: por crear una escuela en cada rincón del país,
incluso en Tacámara, donde solo los plátanos son reconocidos fuera de
allí; por crear la UCI, hacernos ingenieros y partícipes de importantes
momentos históricos para el país. Hoy soy profesora de la UCI y me
desempeño además como profesional en uno de los tantos proyectos que
aquí se desarrollan, hoy estoy más cerca que nunca de tener el
privilegio de cumplir misión en otro país, hoy le prometo que no me
rendiré nunca y daré lo mejor de mí por esta Revolución que me ha dado
todo.
Solo me resta pedirle que cuide su salud, y desearle lo
mejor del mundo. Hoy cumplo una deuda que tenía pendiente con un amigo
español y una amiga chilena, que tantas veces me han estimulado a que le
escriba este mensaje. En el nombre de ellos y en el mío propio le pido
disculpas por ocuparle tanto tiempo con palabras simples, pero puede
estar seguro que llenas de sinceridad, orgullo, admiración y cariño.
Carta de una guajira agradecida:
Soy una niña que aun piensa que un mundo mejor es posible, y que está en las manos de grandes hombres. Tal vez soy ingenua, tal vez los milagros no existen, pero quiero seguir viviendo con la inocencia de que si se pueden lograr los sueños. Hoy, como muchos otros días la nostalgia me invade, estoy lejos de la familia, ellos en medio de un ciclón, yo en medio de otro ciclón de problemas, compromisos y metas sin definir; sin embargo, me decido a dedicar un tiempecito a hacer algo que hace años tengo pendiente, creo que es el mejor momento para hacerlo, no porque le haya escrito al lector de Cubadebate sino porque es algo que he tenido pendiente desde hace mucho tiempo y que nunca me he atrevido a hacer y necesito demostrarme que yo sí puedo hacer cosas.
Desde pequeña he soñado con conocer personalmente una persona, una persona que siempre he admirado, y cuando digo “soñado” lo digo literalmente, pero además ¡cuántos absurdos se sueñan! ¿Quién es capaz de imaginar, que por mucha confianza que se pueda tener con alguien que va de visita a su casa se pueda llegar a brindar un plato sopa de arroz? Es cierto que era de pollo, pero a las visitas se les recibe con buenas comidas, sobre todo si se vive en el campo, no con un plato de sopa simplemente, pero así era mi sueño, un sueño al lado de una persona que de tanto cariño ya no era un extraño en mi casa, sino uno más, porque eso es este hombre en mi vida, ¡uno más de mi familia!
Y es que he llegado más allá de lo que pensé que podría llegar, desde pequeña este hombre ha sido “mi papá”, no pipo como le digo a mi padre, ni papi como le decía a mi abuelito, simplemente ha sido el padre que me ha llevado por el buen camino, que ha permitido que hoy, aunque siga siendo “una guajira de monte adentro“ sea ingeniera, que haya visitado la habana, aquello que iba a ser el regalo de 6to grado, igual que el de mi madre, pero que nunca llegó y que tuve la oportunidad de lograr gracias a mi carrera universitaria. Hoy puedo decir que si soy ingeniera es gracias a él, puedo decir que a la Revolución y también sería cierto, pero para mí es lo mismo, la revolución la hace el pueblo, pero necesita un guía. Hoy ya somos 3 los Ingenieros en Ciencias Informáticas de Tacámara, hay otro en formación y se que lo logrará pues también lleva en su sangre la voluntad y el sacrificio de todo un pueblo humilde y campesino.
Continuando con mi sueño, recuerdo cómo mi primera aproximación fue en aquella mañana de tribuna abierta en Holguín, que todos recuerdan por el aguacero que cayó en medio de su discurso, yo estaba en el cordón de estudiantes, justo en la segunda fila, un poco a la derecha del podio, lo recuerdo como si fuera ahora, el agua corría y ninguno de nosotros pensaba en correr, aun cuando éramos adolescentes la emoción nos envolvía al ver a todo un pueblo empapado luchando con y por sus ideas. Aun conservo la credencial de ese día, la tinta se corrió por el agua, pero ahí está, guardada con celo pues fue la primera vez que lo vi. La banderita de ese día está en mejor estado, no así los gladiolos que tuve que desaparecer, a pesar de que me costaron un regreso sola por las largas calles holguineras hasta la escuela, sí, fui indisciplinada, no me quise ir con el resto de mis compañeros, tenía que llevarme de aquella tribuna un recuerdo de lo que más me gustan, las flores, de un día que para mi iba a ser inolvidable. Lástima que no duraron mucho, pero por unos cuantos años fueron motivos de orgullo cada vez que me las encontraba en mi escaparate.
En el primer año me ubicaron en un apartamento con 9 muchachas más, de muchas provincias del país, tuvimos el privilegio de que nuestro apartamento fuera tomado como referencia de protocolo, allí recibiríamos visitas y mostraríamos cómo vivía aquella primera tropa del futuro. Hasta allí, hasta donde yo permanecía 10 de los 12 meses del año fue él, no tuvimos el privilegio de verlo como con las demás visitas pero sentimos su presencia a nuestro regreso. Nos habíamos pasado más de una semana de limpieza, quitando con esmero cada mancha de cemento que aun tenía el piso pues había sido acabado de construir. Nosotras participábamos en el acto de recibimiento del presidente de Vietnam mientras nuestras habitaciones eran visitadas por el creador de la Universidad naciente. La disciplina en ese acto tuvo que ser mayor y no tuve la oportunidad de acercarme todo lo que hubiese querido pero mis ojos tuvieron el privilegio de alcanzarlo y mi corazón de sentirlo, así me quedé, conforme y en espera de una segunda oportunidad.
Muchas otras oportunidades se darían en el camino, sin embargo nunca estuve en el momento ni el lugar adecuado para alcanzar a verlo. En una de las marchas, si mal no recuerdo en mayo del 2005, luego de un discurso conmovedor, caminamos por todo el malecón. Fidel al frente, todo el pueblo detrás, tuve que apurarme mucho para alcanzarlo, estuve a escasos metros, calculo que menos de 3, no pude tocarlo, mis metas siempre han sido cosa difícil, alcanzar esta no tenía por qué ser fácil. No pude ir al aula magna, no estaba aquí en esa etapa de la misión milagro en la que nos visitó, no tuve el privilegio de que asistiera a nuestra graduación.
A veces pienso que debería estar feliz de haber tenido tantas oportunidades de estar cerca de usted, Comandante, y lo estoy, pero soy egoísta, o es que tal vez muy en el fondo no soy conformista. Mi sueño siempre ha sido estar cerca de usted, y lo he estado, estoy feliz de que aun hoy mi sueño pueda ser posible pero no me conformo. No le pido que responda mi mensaje pues se cuán ocupados tiene sus días, me conformo con saber que lo recibió y lo leyó, justamente para sentirme un poquito más cerca de usted.
Gracias Comandante por llenar de vida y alegría a todo un pueblo. Por tener ideas tan geniales: por crear una escuela en cada rincón del país, incluso en Tacámara, donde solo los plátanos son reconocidos fuera de allí; por crear la UCI, hacernos ingenieros y partícipes de importantes momentos históricos para el país. Hoy soy profesora de la UCI y me desempeño además como profesional en uno de los tantos proyectos que aquí se desarrollan, hoy estoy más cerca que nunca de tener el privilegio de cumplir misión en otro país, hoy le prometo que no me rendiré nunca y daré lo mejor de mí por esta Revolución que me ha dado todo.
Solo me resta pedirle que cuide su salud, y desearle lo mejor del mundo. Hoy cumplo una deuda que tenía pendiente con un amigo español y una amiga chilena, que tantas veces me han estimulado a que le escriba este mensaje. En el nombre de ellos y en el mío propio le pido disculpas por ocuparle tanto tiempo con palabras simples, pero puede estar seguro que llenas de sinceridad, orgullo, admiración y cariño.
¡Hasta siempre Comandante!
Ing. Dolennis Concepción