Es indudable que la tranquilidad interna que disfruta Cuba es un punzonazo al costado del Tío Sam. Todos los cálculos de Washington y de sus acólitos de la contrarrevolución miamense se han visto frustrados. Cuba sigue adelante, y cada vez con más aliados en el continente.
El Nuevo Herald, algo así como la voz pública de todo lo peor que se cocina contra Cuba en la ciudad del sur de la Florida, sangra por esa herida abundantemente y no puede evitar dedicarle un espacio amargo al tema.
A pesar de todos los intentos agresivos, de las campañas de terrorismo, de las nuevas vueltas de tuerca en el bloqueo, la estabilidad política de la Isla es para esa fauna un hueso atravesado en la garganta.
Cuba les duele y es preciso acusar a alguien por el hecho de que la Revolución no ha experimentado ninguna debilidad. El Nuevo Herald lo achaca a una inercia en el gobierno, a "una falta de visión en los corredores del poder washingtoniano".
Realmente, a fuer de sinceros, deberíamos decir que la falta de visión de la Casa Blanca y de la mafia de Miami es muy antigua, pues nunca se convencieron de que Cuba entró desde 1959 en una etapa distinta que no podía cambiar ninguna fuerza. Nunca han entendido realmente lo que aquí pasa.
La transición que tanto desean los trasnochados de Texas y Miami comenzó el Primero de enero de 1959, no hacia el neoliberalismo que buscan implantar y que cada vez más está bajo el ataque de las grandes masas, sino hacia un sistema de mucha mayor justicia y solidaridad: el socialismo.
Peter Hakim, director de Diálogo Interamericano, es citado por el diario de marras con una afirmación punzante: "Exceptuando el documento del coordinador (del Plan Bush), la administración dio una idea clara de que no sabía qué hacer", y esa situación —dice— terminó reflejándose en Miami, "donde la comunidad (la contrarrevolución) quedó esperando que la administración le dijera algo". (Siempre han dependido del gobierno estadounidense).
Los mafiosos son injustos con Bush, pues el presidente no ha dejado de enviarles las cantidades de dólares que engrosan sus bolsillos (y que han desatado un escándalo por el despilfarro), y no ha cesado de tratar de apretar el bloqueo al máximo, cuya aplicación internacional se puede ver unas veces en México, Noruega, y en otros países de la vieja y sumisa Europa.
Casi han prohibido que las familias cubanas se reúnan e impiden que los miembros de la emigración en Estados Unidos ayuden a sus parientes en Cuba al limitar al mínimo las remesas que pueden hacer.
Es más, Estados Uni-dos ha presionado, so-bornado, chantajeado al máximo a la comunidad internacional para intensificar el bloqueo a Cuba, pero sus objetivos han fracasado y la Revolución permanece tan fuerte como nunca. En la Asamblea General de la ONU prácticamente todo el mundo aprueba año tras año el documento contra el bloqueo presentado por Cuba.
En su fiebre de regresar por viejos fueros y privilegios, pretenden que gobiernos del mundo se inmiscuyan en los asuntos internos de un país realmente soberano, en lo que fracasan, y respecto al último periodo, no tienen más remedio que reconocer que "no hay indicios de desórdenes en el Gobierno ni en la sociedad, no hay una interrupción económica del país y el Gobierno funciona normalmente'', según la opinión de Phil Peters, vicepresidente del Lexington Institute, un think tank de Washington.
Para colmo de sus amarguras, el último video mostrado sobre el encuentro de Fidel y Chávez les aguó una fiesta que tenían montada para celebrar la supuesta muerte del líder cubano, y las imágenes deben haberlos hecho cocerse en su propio odio.
Tomado de Granma (órgano oficial del PCC)
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